Nuevo cayuco con 94 inmigrantes en el sur de Gran Canaria.
Queridos amigos,
En el resumen que estoy haciendo de mi viaje a Senegal he hablado de un cayuco que salió mientras cenábamos en una playa de Cap-Skirrin. Hoy ha llegado. Estuvieron unos diez días en el mar, yo apenas estuve unas seis horas en el aire: dos aviones, Dakar-Madrid, y Madrid-Las Palmas. No sé cómo explicar esto sin caer en la sensiblería. Creo que lo mejor será repetirlo y que ustedes concluyan que quiero decir. Veamos, yo cogí dos aviones y llegué cansado en seis horas, y el tiempo que pasé en los aeropuertos me desesperó un poco. Estos chicos no tuvieron largas esperas de aeropuertos, sino interminables momentos de preparación (unos diez días, ocultos en alguna parte cercana a Cap-Skirrin), y luego, una vez se hubo llenado el cayuco, otros diez días de travesías en la inifinita extensión de un mar que a todos nos es desconocido y traicionero.
Debido a las características de la playa a la que llegaron (Bahía Feliz), estos nuevos buscadores de vida fueron trasladados a las dependencias de la Comisaría de Policía de Maspalomas, en donde los atendimos como de costumbre. Pero este cayuco será recordado por las demostraciones de solidaridad que tuvieron los trabajadores de los hoteles de esa playa. Yo no estaba allí, preparaba el dispositivo en los garajes de la comisaría, pero sí me sorprendió ver cómo los chicos llegaban con todo tipo de abrigo, incluso con edredones sobre los hombros. Las camareras de piso, al ver la llegada del cayuco, corrieron a la costa a socorrerlos. Según me comentaron los compañeros, muchas de ellas lo hacían entre lágrimas, distribuyendo edredones y mantas que habían sacado de los hoteles. Me quiero permitir la licencia de usar un calificativo para estas mujeres entregadas a la ayuda humanitaria expontánea, no puedo decir de ellas más que son auténticas heroínas de la generosidad.
Cuando comenzaron a llegar los inmigrantes a la comisaría, empezamos a atenderlos. Pero también hubo otro detalle que hacía de este cayuco un cayuco especial. No ya solo, como dije más arriba, por ser aquel que había salido de Cap-Skirrin mientras nosotros cenábamos a cincuenta metros, sino también porque es el primero que llega después de haber estado conviviendo con africanos en Senegal después de estos diez dias. Me parece extraño, pero esto me hizo sentirlos de una forma mucho más familiar y cercana. A los que eran de Senegal les decía los pueblos por los que había pasado y abrian los ojos, y reían. Les saludé como es costumbre en Senegal, chocan las manos en señal de afecto, y se quedaban extrañamente aliviados de ver cómo no todo era una novedad desbordante. En un momento hice un ejercicio de memoria. Los miré a todos en su conjunto, y recordé el lugar de donde venían. No sé que extraña sensación tuve, que me hizo querer abrazarlos a todos, desee haberlos conocido en Senegal la noche anterior a su partida, desee que fueran mis amigos, como lo fueron los que me acogieron en sus casas, y me dí cuenta, ahora sí, que esos inmigrantes y aquellos africanos que dejé en Senegal con lágrimas en los ojos al despedirme, eran las mismas personas. Quizá no los mismos individuos, pero sí una representación bastante fiel de aquellos con los que conviví allá.
Todo esto sucedía a las ocho de la mañana, y la intervención duró, si no recuerdo mal, hasta las 12, aproximádamente. Luego, paseo por la oficina de Cruz Roja para saludar a los compañeros, almuerzo con la jefi que es adorable (gracias Nally una y mil veces por tu gestión intachable), taller de fichas de la ERIE para dar una atención más eficaz a los recien llegados, y, cuando me iba a casa: anuncio de un nuevo cayuco al puerto de Arguineguín. Con bastante buen criterio, Nally decidió ir a dejar el material (los PMA), en el muelle de Arguineguín. Aún contábamos con una cuantas horas hasta la llegada estimada del cayuco a la isla. El resto de voluntarios se había ido a casa a ducharse y descansar un poco para estar frescos para esta nueva intervención, y Angelito, Nally y yo nos dirijimos a Arguineguín. Allí dejamos los PMA, de allí volvimos a partir para San Agustín (algunos contratiempos que no vienen al caso) y allí nos avisaron de que el cayuco se anulaba porque sería conducido a Tenerife.
Resumo, es casi la una de la mañana y acabo de llegar a casa, feliz y contrariado por la novedad de estos eventos que parecen tan cotidianos. Clara está en Madrid, pero esta noche no dormiré solo, sino con el rostro de los 94 inmigrantes que bien podrían ser mis amigos, o, por qué no, mis hermanos.
Reciban mi abrazo y mi sonrisa.
Narwhal Tabarca.
PD. Mañana sigo con el resumen del viaje a Senegal.
Que lindo lo que cuentas, se me llenaron los ojos de lagrimas.Me voy a vivir a Las Palmas en dos meses, y hace tiempo que busco en internet entidades donde pueda ofrecer mi ayuda a esta gente que logra pisar tierra firme, tu puedes ayudarme por favor?
muchas gracias
Ludmila
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Estimada Ludmila,
te he mandado un mail con los datos de contacto de la institución en san bartolomé. Gracias por tu interés, necesitamos a gente con inquietudes, como tú.
Recibe mi abrazo y mi sonrisa, si tienes cualquier duda ponte en contacto conmigo o con ellos.
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perdona q me dirija de esta forma Narwhal Tabarca pero se te olvido decir q el primero q estuvo antes q llegara nadie a la costa fuy yo el vigilante de seguridad de la zona y se dio el aviso a los cuerpos y seguridad del estado todo esto en referencia al 20 de junio del 2007 94 inmigrantes y llevo un total de 120 y me alegro bastante de haber colaborado y ayudar en la medida de lo posible pero nunca he sido reconocido atentamente y muchas gracias
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