Alexandros. Valerio Massimo Manfredi.
Queridos compañeros,
ayer acabé el tercer libro de la saga de Valerio Massimo Manfredi sobre la vida de Alejandro Magno. Ha sido un viaje apasionante. He vivido a este personaje de la historia, hasta hace poco tan ajeno a mí, como si hubiera sido yo quien se pusiera el yelmo con la forma de la cabeza del león, y galopara, a lomos de Bucéfalo, dirigiendo la Punta contra los ejércitos Persas. Esta novela, en la que no existen vencedores ni vencidos, ahonda en la profundidad de la psicología de un hombre que quiso conseguir lo que nadie nunca había conseguido hasta entonces. Y no existen en ella vencedores ni vencidos, porque la historia no los tiene. Las palabras de Valerio no magnifican la figura de rey de los Macedonios, ni tampoco ultraja la imagen de los persas, ni sus costumbres. Todo lo contrario, el autor ha preferido ser fiel a los acontecimientos y los actos de Alejandro, quien defendió en todo momento, que el honor y el respeto estaban por encima de cualquier principio. No se trata de una condescendencia fácil de quien se siente poderoso, ni de piedad ante el enemigo. Sino de convertir la historia en lo que es, avances y retrocesos por el bien de las comunidades. La figura del rey se nos presenta entonces, como la de aquel forastero al que el amor hacia las nuevas culturas no le impide seguir destronando a Sátrapas y Caudillos, en una guerra sin cuartel. Y es ese equilibrio entre la muerte y el respeto lo que hace grande la figura de Alejandro tanto en la novela como, y sobretodo, en la propia Historia.
Nacido en Pella, en el corazón del reino de Macedonia, hijo de Filipo y de Olimpia, fue instruido por el filósofo Aristóteles, quien le enseñó las bases de la cultura griega, y los valores de la democracia. Como nos cuenta Valerio Massimo Manfredi, en aquel entonces los Macedonios eran considerados griegos bárbaros, casi podríamos decir, los menos modernos de los estados griegos. Efectivamente, en Macedonia existía, a manos de Filipo, una monarquía que rayaba en la tiranía. Sin embargo, este astuto movimiento de instruir a Alejandro con el mejor de los filósofos de Atenas, convirtió al heredero al trono en un rival temible, un estratega sin par, y un hombre sabio. A la muerte de Filipo, Alejandro dio un paso al frente, y comenzó la mayor de las hazañas que nunca ningún griego había conseguido hasta entonces: derrotar al Imperio Persa.
Así trascurre la novela, queridos amigos, desde el momento del nacimiento del Gran Rey de Reyes, hasta momentos después de su muerte. Entre medias, podemos gozar de imágenes inolvidables, la entrada de Alejandro en el Santuario de Siwa en Egipto, la toma de Tiro, de Halicarnaso, de Babilonia, la destrucción de Persépolis, la decisiva batalla de Gaugamela; nos sorprenderemos de la astucia y la estrategia bélica de la que hace alarde el rey invicto hasta su muerte. Sus victorias, empero, no se ciñeron solamente al campo de batalla. Las narraciones de Valerio Massimo Manfredi son tan ágiles y reales que después de acabar la novela ya estoy extrañando el olor de la piel de Barsine y de Roxana. Aún siento sus ojos mirándome profundos mientras me hablan en sus idiomas exóticos, desde Persia hasta la India.
Queridos amigos, alguien de ustedes me quiso tirar de las orejas en un comentario, a propósito de la crítica sobre el Ejercito Perdido del mismo autor. Prefiero quedarme corto, entonces, en la opinión que les doy de este libro. Eso sí, las lecturas de Massimo Manfredi me han hecho comprender que la aproximación a sus obras no deben hacerse ociosamente. Es por ello que sigo recomendando tener a mano una conexión a internet, les aseguro que no serán pocas las veces que quieran consultar nombres de lugares y de personas, con la curiosidad de quien se adentra en un mundo fascinante.
Reciban mi abrazo y mi sonrisa,
Narwhal Tabarca.
Un poco tarde para un comentario, sin embargo no puedo dejar de hacerlo, eh terminado hace un par de dias la trilogia y no puedo mas que estar de acuerdo contigo, lo que transmite Valerio en estas obras es simplemente algo fuera de la realidad, como pueden unas palabras hechas de tinta arrancarme una parte del corazon con la muerte de Hefestion?, o casi sacarme lagrimas con el sacrificio de Peritas?, sin duda esas vividas imagenes se quedaran grabadas a fuego en mi memoria.
Un gran analisis el tuyo, hasta otra vez.
PD. te dejo mi correo, puedes agregarme si asi lo deseas, seria grato platicar al respecto.
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Te das cuenta Josue?, no solamente las sensaciones vividas mientras leemos esas novelas, sino también, el recuerdo imborrable de aquellas cuando un comentario como el tuyo nos las revive. Peritas, Hestión, Barsine, que recuerdos. En ocasiones los siento tan reales que me dan ganas de echar mano al teléfono movil para llamarles y preguntarles que tal les va…
Gracias compañero, tomo nota del correo, y te dejo el mío: narwhaltabarca@gmail.com
Un abrazo, una sonrisa,
Narwhal Tabarca.
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