Hola nenita


Hola nenita,

me ha sorprendido bastante tu mensaje. Sí, estoy bien. La verdad es que en ocasiones considero que este pais es para poetas. Desde la seis de la tarde es de noche, y, como sabes, soy noctámbulo; quizá no tanto como un murciélago, pero por supuesto nunca menos que un buho. Y puedo gozar de la magia de la noche durante el día. Esto me da buenos momentos de lectura, de escritura, incluso de dibujo. Me he comprado un juego de lápices y estoy dibujando bastante. Algún día de estos, cuando se me ocurra la manera de hacerlo de tal forma que se vea bien, colgaré algunos de los dibujos que he estado haciendo.

Sin embargo, la noche, con su doble cara de espada, y su doble filo de hacha, también me trae viejos y largos recuerdos. Me acuerdo de algunas palabras que digitalizaron tus dedos en las teclas de un movil, y siento lástima por tí. Quizá sea la necesidad lo te haga ver que no merecemos nada de cuanto nos rodea. ¿sabes quién fue Shidartta? no te preocupes, ya te lo digo yo, Shiddarta era un niño de papá, que no pasó hambre, ni frío, ni sed jamás, pero sí miseria. Como bien sabes, la miseria no consta de no tener, sino de querer lo que no se tiene, y Shiddarta no tenía nada de cuanto quería: libertad, autodeterminación, camino, pies, paisajes. Efectivamente, Shiddarta no se tenía a sí mismo. Por eso un día se cansó de tanta monería, colgó sus trajes caros, sus lujos, todo aquello por lo que algunos le admiraban, y decidió andar, casi desnudo, camino al bosque. Pasó mucho tiempo, nenita, hasta que Shiddarta aprendió que el orgullo no lleva a ninguna parte, y también que el silencio es a veces más doloroso que las palabras. Por eso lo he guardado con celo, porque los actos que llevamos a cabo tienen que tener consecuencias. Si no fuera así, nada tendria valor, ni, por supuesto, sentido. Shiddarta siguió andando durante largo tiempo, te decía, y se sentaba horas y horas a orillas del río, porque sabía que el río le quería contar todo aquello que nadie le dijo nunca. Un día escuchó su voz de agua. Entonces Shiddarta murió sobre el fango, y nació de su cuerpo Buda. Así es, andar el propio camino siendo siempre un discípulo humilde y sencillo, pobre pero ya jamás miserable, para acabar siendo un día un maestro, y que te sorprena que así te llamen, porque no te consideras nada más que un hombre.

Espero que todo te esté yendo bien. También me he acordado mucho de tí. Te quiero hermana.

Recibe mi beso, mi abrazo y mi sonrisa,

Narwhal Tabarca

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