Un poema que escribí a mi hermano en 2006… hoy parece que me lo escribí a mí mismo.
Estimados amigos,
revisando esa marabunta de información que es la red ciberneticolocasexualyreproductiva que es el internet, he venido a encontrar, como quien da con un poema olvidado en el fondo de un cajón, con este poema que le escribí a mi hermano en Septiembre de 2006 (ya hace más de dos años de esto)… Lo he vuelto a leer, y me ha dado ánimos. En su día, lo escribí para halagar la decisión de mi hermano de irse a vivir una temporada a Inglaterra, y, sin embargo, hoy parece que me lo escribí a mí mismo para que lo leyera en este momento de mi vida. Que cosas, soy mi mejor lejor ;). Aquí va:
En esas veces en que…
En esas veces en que uno quisiera contarlo todo
y no sabe por dónde ni como empezar.
Todo lo que siente en el momento concreto de su vida
en que lo habido, al parecer, confluye.
Ciertamente, no solo un fluído múltiple de
opiniones,
sentimientos,
sensaciónes quizá,
sino toda una catarata
la catarata más alta del mundo, diré.
Donde todo salta hacia el vacío
o nada llega a lo profundo
porque el aire lo hace propio
y lo consume en su revuelto
de ajos tiernos y gambas
mal metidas.
En esas veces en que uno quiere no desear a nadie
y sin embargo, la carnalidad de un abrazo se representa
como la única necesidad del hombre,
para seguir vivo
para ser hombre
y repetirse ¡hombre!
¡hombre!
¡hombre!,
hasta verse sumerjido en una humanidad,
que también le pertenece.
O tal vez, la única razón por la que ser feliz
después de haber aceptado el sacrificio del silencio y la distancia.Curiositá, dijo Leonardo,
andar la vida solo, añado,
sea donde fuere que los zapatos decidan pisar la hierba
sea cual fuere la hierba que pisen los zapatos
sean los que fueren los zapatos elegidos.
Caminar y sentir cada kilómetro
en el trayecto de la función dormida de este teatro extraño, cuanto menos.
O decidir comenzar el camino, simplemente,
preguntémosle a Machado.
En esas veces en que uno quisiera andarlo todo
vivirlo todo
conocerlo todo
y demostrar que nada estaba inventado aún.
En esas veces es cuando un hombre admira a otro
un hermano se alegra por su hermano.
Es eso lo que hace valiente al hombre:
vivir de la mano del miedo,
enfrentarse a él, y conocerlo:
conversar con el silencio
mientras acaricia los largos dedos de la noche ajena
y la hace propia.
Grandes Palacios abrirán sus puertas al peregrino
bellas mujeres escupirán en el camino andado
y en el que es propiedad del porvenir,
y alguna habrá que sepa besarlo, con paciencia y esmero.
Los recuerdos resonarán también
en el cristal de la mejor vajilla del anfitrión,
guardada para estas ocasiones.
Alguna rosa marchita creerá morir en paz
con el suspiro del caminante que respira sobre ella,
mientras danza sutilmente al son de lo inconcreto y lo importante.
Aún siguen habiendo señores
sentados en las mesas del fondo de los bares
bebiendo Whisky, mientras conversan o juegan a la zanga
y sienten que aún pueden cambiar el mundo,
porque creen conocer su misterio inalcanzable.
Pero no les espera ya nada más que una histora sabida
al cruzar las puertas de sus casas.
Y mientras tanto,
Philleas Fogg, se levantó como un rayo del asiento que ocupaba en el Restform Club
y puso pies en polvorosa
porque le reclamaba la aventura
y el amor…
en la otra esquina del mundo.
En esas veces en que el hombre es el nómada que fue
es cuando conoce quien es
y por eso
anda
siente
vive.
Quizá llora,
y su llanto es abierto al espejismo del horizonte
libre, efímero
y perpetuo, al mismo tiempo.
Y al final del camino,
en las grandes plazas de Ithaca,
un poeta reconoce, con acierto,
que la enseñanza fue, solamente,
caminar.
Reciban mi abrazo y mi sonrisa,
Narwhal Tabarca.
muy hermoso gracias por subirlo
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Gracias a tí por la visita Charly,
Un abrazo, una sonrisa.
Narwhal Tabarca.
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