Pez Tabarca y los 40 porqués (Beatriz Russo)
Este post fue publicado por Beatriz Russo en su blog a través del ojo de buey. Y como me ha emocionado como a un niño, que no se que hacer con las lágrimas, he querido compartirlo con ustedes:
¿Se puede contar la vida de uno en 65´ minutos? Sí y me sobra. Hace apenas dos meses conocí a mis amigas Pez Figurín y Pez Maki y creo que en tan sólo una hora de estar juntas ya lo sabíamos todo las unas de las otras. A veces ocurre que conocerse no es cuestión de tiempo sino de empatía, feeling, intuición o como quiera que se llame. Lo cierto es que me bastó mirarlas a los ojos para saber que serían importantes en mi vida. Sé que aún nos queda mucho que contarnos, pero la esencia ya ha sido asimilada, lo demás son actualizaciones del día a día. Y actualizaciones es lo que yo necesito. Al final va a ser cierto que vivo en una nube. El otro día Pez Maki nos invitó al estreno de la película The Queen (invitación indirecta de su sobrino Pez Pereira) y me cayó un chaparrón. No porque lloviera (único día que hizo sol seco) sino porque el cine estaba lleno de famosos y yo sólo conocía a Concha Cuetos. Me dijo que no me empapaba de actualidad. Y en eso tiene razón, no sólo porque sigo siendo algo decimonónica, por mucho que Pez Música me diga que soy una romántica del siglo XXI, sino porque tengo un despiste absoluto que me impediría reconocer al mismo Almodóvar. Y si lo tuviera delante, seguro que le preguntaría por la flota que vuela (siempre que veo una cara conocida me creo que es compañero de vuelo). Así me va.
El caso es que cuando entramos en el cine estaba la prensa aguardando a las caras conocidas para secuestrarlas y hacerles fotos. De repente alguien agarró a Pez Pereira y nos lo arrancó de nuestro lado. Yo, en mi despiste innato, le pregunté a Pez Maki si él salía en la peli. Imaginad la cara de alucinada. «No te empapas» me dijo con razón. Así es que he visitado a mi amigo el Capitán Google y le he preguntado por Pez Pereira. Mi sorpresa ha sido haber encontrado este tesoro de película, del que he posteado un extracto. Me ha emocionado saber que yo no era la única que se quedaba embobada mirando la lavadora, porque yo era una niña muy silenciosa (quién lo diría) que pensaba más de la cuenta (hay cosas que nunca cambian) y soñaba con que alguien llamara a mi puerta para declararme su amor en 65 palabras. Nunca ocurrió de esa manera, aunque ha habido de todo.
Y si hablo de Pez Pereira, cuyo talento me ha impactado, no puedo eludir hablar de mi gran amigo Pez Tabarca. ¿Y qué tendrá que ver Pez Tabarca con esta historia? Pues mucho. La vida es un pañuelo dicen desde hace tantos años, que me lo he terminado por creer. Y mi pañuelo no sólo sirve para secarme mis incansables lágrimas (no tengo lagrimales y lloro sin cesar) sino que es un pañuelo eslabón de otro pañuelo, como si mi vida consistiera en anudar los picos para escaparme de la soledad de mi celda de poeta y deslizarme feliz por cada uno de sus nudos como en una gran red. Mi amigo Pez Tabarca me ha demostrado una vez más que la amistad es el único sentido de esta vida, no sólo porque abarca los pilares del sentir humano (amor, generosidad, dedicación, sacrificio, voluntad, etc) sino porque nos acerca a lo sagrado. No hay mayor bendición que la de un amigo — me digo muchas veces cuando miro a mi alrededor y veo lo rica y generosa que es la vida conmigo (y aunque tú te hayas alejado, estás). Muchas gracias amigo Tabarca por lo que tú ya sabes y aunque no me permitas darte las gracias por algo que es idiosincrásico en ti, te desobedezco (soy un nudo difícil pero firme). Así es que doblando al personaje de Pez Pereira (nuestro nuevo nudo) en versión femenina y dirigida a ti, mi amigo te digo por qué te quiero en 40 porqués (amor de amiga, entiéndase, que si no me matan):
1. Porque te aprendiste de memoria la dedicatoria que te puse en mi libro y me emocioné. Fue la primera vez que supe que ya te quedabas.
2. Porque enmarcas los libros de tus/nuestros amigos.
3. Porque a nadie malo le hacen un homenaje antes de trasladarse a una Isla.
4. Porque se te cae la baba cuando hablas de Clara.
5. Porque nunca preguntas por qué.
6. Porque nunca juzgas.
7. Porque me haces sentir parte de tu vida.
8. Porque mis amigos son tus amigos y mi familia la tuya.
9. Porque me presentaste a tu madre y echo de menos sus conversaciones en la cocina.
10. Por la fiesta de cumpleaños a tu padre.
11. Porque me gusta tu perrita y algo tendrás que ver.
12. Por tus abrazos.
13. Por tu sentido y sensibilidad.
14. Por el Cuba libro y tu deseo de que estemos tus amigos.
15. Porque siempre me das lecciones de bondad.
16. Porque perdonas.
17. Porque te gusta soñar y nos metes en tus sueños.
18. Porque no dejas que el tiempo y la distancia nos aleje.
19. Porque siempre estás en la salud y en la enfermedad.
20. Porque te quisiste llamar Tabarca y yo sé qué significa.
21. Porque me dejas ser yo.
22. Porque eres tú y nos basta.
23. Porque me matas de la risa cuando cuentas chistes de Maruja.
24. Porque me llevaste a la playa a hacer fotos a mis pies.
25. Porque no pides nada a cambio.
26. Porque siempre me sorprendes.
27. Porque eres incombustible pese a ser la gran hoguera que reune a los amigos.
28. Porque sin ti muchas cosas del ambiente literario no tendrían sentido.
29. Porque crees en lo que haces.
30. Porque eres un árbol frondoso.
31. Porque eres hermoso, que rima con frondoso.
32. Porque te emocionas cuando me emociono y me emociono cuando te emocionas.
33. Porque tenemos muchas cosas en común y más por compartir.
34. Porque tienes la paciencia de seguir leyendo la lista de 40 porqués.
36. Porque creas una residencia para acoger a los amigos poetas.
37. Porque nos abriste las puertas de tu castillo y nos hiciste princesas.
38. Porque siempre tienes buena cara.
39. Porque estas cuidando de Pez Pereira y sus amigos.
40. Y porque aquí no se acaba la lista de buenas razones para quererte.
Un beso gigante Bea Russo, no puedo dejar de quererte.
predesting parting promise meeting soon…
Me gustaMe gusta