LOS GIRASOLES CIEGOS. Alberto Méndez


Uno de los mejores regalos que me han hecho. Cuando Julio Espino y Ana vinieron a verme Gran Canaria me trajeron, según decían, dos sorpresitas. Una de las cuales era LOS GIRASOLES CIEGOS de Alberto Méndez. Un nombre completamente desconocido para mí y para muchos cuya obra literaria es corta, apenas un libro, este, que recoge cuatro cuentos largos sobre lo que nunca se ha escrito de la manida temática de la guerra nacional. Me he quedado muy sorprendido, entre otras cosas, porque con tan solo un libro editado (y quien sabe si escrito) este autor ha sido capaz de desarrollar un estilo más propio de los grandes autores de reconocidos apellidos, que los de un prudente anónimo al que nadie conoce aún como él mismo se merece. Para mí sigue siendo un absoluto desconocido. No sé más de él que lo que aparece en la solapa del libro: " Alberto Méndez (1941-2004). Nació en Madrid, donde transcurrió su infancia. Estudió el bachillerato en Roma (Italia) y se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó siempre en grupos editoriales nacionales e internacionales. En 2002 quedó finalista en el Premio Internacional de cuentos Max Aub, con uno de los relatos de Los girasoles ciegos, su primer libro narrativo. Los girasoles ciegos fue galardonado con el I Premio Setenil de cuentos y posteriormente con el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa. Simplemente increíble. Este señor, cuyas facciones me son extrañamente familiares, sabiendo que no lo había visto antes -cosas que pasan, quizá un parecido con otra persona – escribió su primer y último libro narrativo y con él me ha demostrado que sigue habiendo una meta a la que sigo queriendo alcanzarme. No la de los premios, ya lo saben -no por snobismo sino sencillamente porque sé que no obto a ninguno- sino la del estilo, la pureza de la lengua, la sencillez de la narración, la creación de los ambientes. Al fin y al cabo, la sorpresa y la admiración tras cada frase que se lee, porque está bien escrita, porque es concisa, clara y atractiva, y porque cualquier huída una vez abierto el libro será siempre hacia dentro de las páginas y nunca a otro estímulo exterior. Realmente me habría gustado mucho conocer a Alberto Méndez. Y, sin embargo, me tendré que conformar con releerme su único libro con el que consiguió llegar a mi conocimiento.

Sobre el contenido no hay absolutamente nada que me haya disgustado. Mientras lo leía me daba la sensación de que entraba en su juego. De la misma forma en la que uno escucha a un cuenta cuentos, y sigue las onomatopeyas en sus lábios, y se deja engullir por la narración sintiendo el frío cuando lo hace, o el hambre cuando aprieta al protagonista y, siempre, aquello que alguien llamó ¡PLOF! cuando termina el cuento, y yo lo prefiero llamar aquí vértigo de verdades. Y es cierto, uno puede pensar que lo que se cuenta en este libro no es verdad, no puede serlo. Pero Alberto no nos miento en ningún momento. Como dice la sinopsis de la contraportada: " Todo lo que se narra en este libro es verdad, pero nada de lo que se cuenta es cierto, porque la certidumbre necesita aquiescencia y la aquiescencia necesita la estadística." Y con eso me quedo. Es verdad porque pudo serlo, o quizá porque lo narrado son historias verídicas. Lo cierto es que sea como fuere no hay un mínimo atisbo de demagogia ni de sensacionalismo de izquierdas. Cuenta algunas historias entrelazadas de personajes concretos de la infrahistoria de la guerra civil en el último momento de la contienda, o en el primer momento de la derrota. Porque se vea como se vea es un libro de derrota, de preocupación por la nueva era que se abría en España por la victoria de los fascistas, de resignación. En concreto de, y vuelvo a citar palabras de la sinopsis: "Un capitán del ejército de Franco que, el mismo día de la Victoria, renuncia a ganar la guerra; un niño poeta que huye asustado con su compañera niña embarazada y vive una historia vertiginosa de madurez y muerte en el breve plazo de unos meses; un preso en la cárcel de Porlier que se niega a vivir en la impostura para que el verdugo pueda ser calificado de verdugo; por último, un diácono rijoso que enmascara su lascivia tras el fascismo apostólico que reclama la sangre purificadora del vencido".
Queridos amigos, acabo de terminar de leer uno de lo mejores libros que he leído este año. Si tienen ocasión, no lo dejen escapar, merece la pena. Muchas gracias Julio y Ana. Por si quieren saber algo más del autor y de su obra (acabo de encontrarlo -gracias internet-): http://www.gibralfaro.net/hemeroteca/pag_1190.htm

Un fuerte abrazo

6 Comments on “LOS GIRASOLES CIEGOS. Alberto Méndez”

  1. Hola Santiago:
    No nos conocemos, pero al igual que a ti, tambien llegó a mis manos «Los girasoles ciegos» en forma de regalo. Y lo fue de principio a fin. Me resultó realmente impactante la forma tan generosa y piadosa (no en el sentido católico, sino en el humano de la acepción) con la que aborda la tragedia de la guerra. Un libro para acercar posiciones en una España aún dividida.
    Un saludo

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  2. Eduardo, ahora te he reconocido… no te había contestado porque estaba liadísimo, lo siento.

    He estado en tu blog, y le he echado un vistazo a alguno de tus relatos. Ya te puse unas reseñas de lo que me parecieron.

    Espero conocerte un día pronto. Recibe un saludo cordial.

    Santiago Tabarca.

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  3. Buenas a tosos!!
    Entre nosotros no nos coinocemos pero tenemos algo en comun, hemos leido » Los girasoles ciegos», me toco hacer un trabajo cerca de la guerra civil pero des de la banda de los vencidos, y mi abuelo el qual le doy las gracias des de aqui me propuso este libro, es muy bueno y culpidor.
    Nada más des de Barcelona

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  4. Hola Santi, soy una de las culpables de que tanto disfrutaras de «Los Girasoles Ciegos»; acertaste, Anita. Ni te imaginas lo que me alegro de que te gustara tanto. La verdad es que tengo recuerdos de ese libro muy relacionados con Tirajana porque lo terminé de leer precisamente allí en nuestra visita a tu casa. No sé si recuerdas que algún fragmento os leí en una de esas noches de tertulias en familia.

    La verdad es que son cuatro historias de mucha emoción y escritas deliciosamente. Leerlas es como saborear un caramelo de miel por la ternura que transmiten, pero que deja un cierto regusto amargo por el dolor que manifiestan. Se lo recomiendo a todo el mundo. A nadie dejará indiferente.

    Muchos besos

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  5. Recorriendo un poco internet me encontré con estas páginas. Y sí, como dijo alguien, no nos conocemos pero compartimos la pasión por la lectura de «Los girasoles ciegos». Estoy haciendo una licenciatura y la profe nos dio para leer este libro y la verdad muy acertada!
    Que bueno Santiago que tengas amigos que te regalen libros pro un lado y éstos libros por otro.
    Saludos!!
    Vero

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